El señor le ofrecía una paleta. La niña lo miró con ojos radiantes, llenos de deseo. Acepto el sutil regalo.
El señor triunfo sobre su “virginidad”… la niña, sobre su cartera. Al verse taimado reclamó su derecho de posesión, ella se negó. Salió del cuarto sin mirar atrás.
La Nínfula del Arcángel
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